Como todos conocemos (hombres y mujeres), la revolución verde, consciencia ecológica, movimiento verde, o como mejor le conozcas, se expande a pasos agigantados a lo largo de la cultura, costumbre y sobre todo modo de utilizar los recursos, modo de producción y consumo humanos.
Esta nueva consciencia ecológica que se esta generando, cada vez con mayor intensidad, es un tema mucho más natural entre los jóvenes y niños; e inversamente proporcionalmente hablando en cuanto a las controversias que presentan, con los de mayor edad.
En mi caso, soy de las benditas generaciones emparedado. Crecí y me desarrollé entre dos mundos. El de mis padres y el de mis sobrinos. Así que en realidad, acoplarme a la nueva manera de utilizar los recursos no significa un trauma mayor que el cambiar de hábitos. Sin embargo, debo reconocer que encontré un tema que topó con pared dentro de lo que considero "mi amplio criterio" y para ser sincera me sorprendió, porque no creía que existiera un problema al respecto. El tema del que estoy hablando es de las nuevas toallas femeninas ecológicas y su uso en esos días en que, citando a modo de broma, "monstruamos las mujeres" o como mejor lo conocemos "la regla" (sí, hablo de la menstruación).
A este movimiento que en el Internet se ha nombrado como "activismo menstrual" (menstrual activism en inglés) y que apoyan organizaciones no gubernamentales como Women Enviromental Network (Red de mujeres ambientalistas) que incitan a las mujeres a usar las toallas femeninas reutilizables o como coloquialmente se les conoce, "toallas ecológicas".
Las toallas ecológicas son una alternativa de uso a las toallas femeninas de materiales sintéticos que todas las mujeres conocemos y que se pueden conseguir en cualquier supermercado o farmacia (vaya, hasta en la tiendita de la esquina). Estas toallas tienen la característica principal que utilizan fibras textiles naturales y que son amables con el medio ambiente.
Las ventajas que tienen son bastantes y hasta parecen obvias cuando se leen. Por ejemplo, se aplica el reciclaje al reutilizar prendas que ya parecían no servir para hacerlas. Dentro de los principales materiales recomiendan algodón, franela, o cualquier otro textil de fibra natural que uno sienta cómodo, claro que cumpla con las características de que permita la respiración de la piel para evitar irritaciones o cualquier otra cosa de ese estilo, y no te preocupes por los escurrimientos u olores tan odiados, la capacidad de absorción de telas como el lino y el algodón es de maravillarse.
Además, contribuyes a la conservación del medio ambiente, porque al ser reutilizables evitas tirar toneladas de basura que no es tan fácil que se reintegre al medio ambiente. Las toallas sintéticas comunes generan una serie de deshechos que tal vez no se perciben como tal, pero que se encuentran ahí; poe ejemplo, los empaques plásticos y la chlorina (una sustancia que contamina la tierra y el subsuelo).
Por si fuera poco y si tu corazón no logro enamorarse de esta corriente verde, te ponen el signo de pesos en la frente y te recuerdan, que haciendo cuentas, definitivamente el ahorro, se vuelve significativo, a largo plazo; porque a final de cuentas, somos un mercado cautivo de las grandes marcas al ser obligatorio el uso de la toalla femenina para esos días.
Todo esto se escucha de maravilla, entonces ¿por qué comenté al principió que topó con pared en mi mente? por la sencilla razón de que pensé y ¿qué con la higiene?¿cómo se conservan limpias?¿cómo puedo lavarlas? ¿que tal si el detergente deja alguna sustancia que irrite? Estas barreras psicológicas son totalmente entendibles, e irónicamente, son la principal razón por las cuales muchas mujeres no se atreven a usarlas (increíblemente, superan a los miedos de tener algún escurrimiento o que haya olores).
Sin embargo, hay que recordar que antes de que se apoderada el plástico de nuestra vida, el uso de toallas reusables, esponjas y otros productos similares era muy común entre las mujeres y que estos no causaban daños a la salud. Además, la forma de mantenerlas limpias y listas para esos días es bastante sencilla y práctica.
Una vez usada la toalla, se remoja durante la noche (o el día, depende de cuando la uses) en un valde con agua fría (este es un punto muy importante, el agua caliente adhiere la sangre a la ropa y la mancha; mientras que el agua fría la retira de las fibras de la tela) por aproximadamente un periodo de 6 horas y después a la lavadora y (chachan~) ¡listo! El agua residual que se genera se puede usar para regar las plantas (y no pasa nada si lo haces).
Para obtenerlas hay dos principales alternativas. Compra por Internet, donde existen empresas como Sckoon Organic, que esta dedicada a la venta de estas toallas ecológicas y aunque esta alternativa es muy cara, utiliza materiales totalmente orgánicos y tan exóticos como algodón egipcio. Pero, que no cunda el pánico, no son la única alternativa.
Existen manuales en Internet para hacerlas, para que queden totalmente a tu gusto, personalizadas con tu diseño favorito y a la medida (y si se te da eso de las manualidades... hasta puedes empezar tú propio negocio), por ejemplo, el manual de "Woman Enviromental Network" que te explica en 4 sencillas páginas cómo hacerlas, (además de que hay muchos artículos extras que te pueden servir, como cosméticos, salud y nutrición, el manual para hacerlas, esta en inglés, pero para obtenerlo da click aquí).
Por mi parte, creo que son una buena idea y una excelente alternativa para todas nosotras; cómodas, seguras, económicas, ayudan al medio ambiente y, por si fuera poco, totalmente a la moda, ¡matas dos pajaros de un tiro!
Así que deja que tu corazón verde te guíe y únete a este movimiento. No podemos negar que cuidar el planeta nos conviene, a final de cuentas es al único que podemos llamar hogar y no tenemos conocimiento de otro, así que cuidarlo se vale.
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