sábado, 19 de septiembre de 2009

Algunas reflexiones sobre el manga y el anime.

Navegando por you tube me encontré con un video de anime que hace mucho tiempo no veía, debo reconocer que, como toda persona con nostalgia, me trajo buenos recuerdos y me hizo pensar en muchas cosas que hace tiempo no pensaba.
La difusión del manga y el anime es un fenómeno cultural que ya tiene un buen trayecto recorrido, desde que antes que yo naciera, ya se gestaban las generaciones que iban a ser las encargadas de que este fenómeno alcanzara una difusión internacional y saliera de su enclaustramiento en tierras niponas. Mangakas como Ozamu Tezuka (considerado padre del manga y anime moderno), empezaron este arduo trabajo creando una nueva clase de mangas, así nacieron series como Astroboy y Kimba, para posteriormente abrir paso a Ranma o Gundam por mencionar a algunos de las más conocidas.
Este fenómeno y exportación fue posible por dos principales razones, la primera, la utilización de la tecnología; el utilizar uno de los medios de comunicación en masa más exitoso de todos los tiempos: la televisión, que logró que se volviera un movimiento masivo y, por supuesto, como segunda razón, que se utilizara este medio masivo mediante la creación del anime, que es la versión animada de los mangas, el cual introdujo a miles de personas (incluyendo a su servidora) a este fenómeno masivo de entretenimiento. Claro que en un principio, o al menos cuando yo me enteré de que existían no se llamaba anime, eran caricaturas e iban dirigidas a los niños (se transmitian series como Candy, Macross, Robotech, Mazinger).
Sin embargo, después de un tiempo, conforme evolucionó la tecnología llegó uno de los mejores inventos que pueda nombrar; el internet. Hoy en día pensar en el internet es como pensar en lavarse los dientes, algo tan cotidiano que no tiene ningun chiste, pero en un principio tener acceso a internet era algo difícil, costoso y para ponerlo en términos llanos, imposible (aún recuerdo mi primera línea de internet que fue de 36k, el primer video que bajé tenía una duración de 30 segundos y fue una tarea de proporciones épicas hacerlo, pero ese es material para otra historia). Cuando esta tecnología estuvo a disposición del público en general (al menos para la clase media), miles de niños y jovenes tuvieron acceso a nueva información y nuevas formas de ver el mundo y con ella al anime, japanimation o cualesquiera de los nombres con los que ha sido denominado.
Como todo nuevo fenómeno en su momento tuvo personas a favor y en contra. En un principio sus detractores veían de mala manera que los adolescentes siguieran viendo "caricaturas para niños". Cuando, a pesar del reproche social, continuó creciendo las personas que apoyaban al anime, acusaciones tan rídiculas como la introducción de mensajes satánicos, ataques epilépticos, creación de hordas de pervertidos, violentos por los temas que mostraban los animes y muchas otras cosas por el estilo hicieron que, de manera lamentable, a muchas personas se les alienara y obligara a dos cosas, o bien existir como bicho raro que veía cosas que no entendía porque eran en japonés o ver anime de manera clandestina y manter oculta esa afición.
Hubo un tiempo en que los que muchos aficionados se tuvieron que organizar en pequeños clubes a lo largo de muchos lugares, con el propósito de subsistir, convivir, ampliar el conocimiento que se tenía (cosas como el j-pop y el argot que se utilizaba), asimismo lograr hacer cambiar la opinión de miles de personas que veían a los seguidores del anime como personas socialmente disfuncionales, cosa que, gracias a todo lo que es bueno, el tiempo y muchos de los que éramos jovenes en ese entonces, logramos desmentir. Sería hipócrita de mi parte negar que existen casos que sobrepasan los límites de lo aceptado o de lo sano, pero creo que haciendo una consideración general y no casuística, las personas que se han integrado a este pasatiempo y las que fueron, o seguimos perteneciendo de manera parcial, somos miembros productivos de la sociedad.
En la actualidad veo con orgullo como este fenómeno sigue creciendo y fortaleciéndose. Aunque ya soy una adulta, me siguen gustando los animes y los mangas, claro, ya tengo múltiples ocupaciones que hacen imposible que siga este fenómeno con la misma intensidad y hábitos de mi niñez y adolescencia, además con el tiempo se va dando uno cuenta que aunque la fantasía es impresionante (ver los nuevos animes ayudados por las computadoras si que impresiona), la realidad siempre es mucho más divertida; sin embargo, esto no me impide ver los nuevos diseños de los personajes, alguna que otra serie y disfrutar de la música japonesa de manera desenfadada, al grado de verme aquí escribiendo esta entrada de blog.
No se que depare el futuro, pero si de algo estoy segura, es que de alguna u otra forma, mientras los dibujos animados existan, el anime o japanimation, tendrá un lugar dentro de la sociedad.
Melina.

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