Desde que fue publicada la última reforma constitucional en México los derechos humanos han sido un tema que nuevamente se ha puesto en boga, sobre todo por el hecho de que muchas personas, lamentablemente en su mayoría juristas o autoridades, no se encuentran del todo convencidos que darles a los derechos humanos la calidad de en cierta manera, derechos protegidos constitucionalmente, independientemente de que se encuentren contenidos en ella o que se encuentren en un instrumento internacional sea una buena idea.
Personalmente creo que la inclusión expresa de que deben de ser respetados y además respetados por "todas las autoridades" es una descripción dolorosa de nuestra realidad social, ya que necesitamos que se nos obligue de manera expresa y coactiva a respetarlos en lugar de hacerlo libremente. Tal resultado, en cierta forma, refleja la falta de cultura de legalidad y la deshumanización del sistema jurídico mexicano y aunque no tengo bases ciertas y concretas para afirmarlo, podría decir que este problema es endémico de todos los sistemas jurídicos latinoaméricanos y probablemente del resto de los países que aún nos encontramos en la creación, justificación e institucionalización de los elementos culturales de legalidad, publicidad y democratización de los procesos internos de las autoridades.
Sin embargo, esta entrada no la he pensado como un argumento exhaustivo de satanizar a las autoridades mexicanas, latinoaméricanas o de cualquier otro lugar; en primer lugar porque no sirve de nada llevar a cabo tal conducta sin instrumentar medios certeros para poder combatir tal problema, pero principalmente por la razón de que generalmente las actitudes y resultados de las autoridades que manejan las instituciones dentro del Estado son un reflejo de la sociedad sobre la que gobiernan. Cuando me refiero a que son un reflejo no afirmo que los ciudadanos y las personas en general que se encuentran en un país pidan porque las autoridades nos maltraten y nos pidan incentivos económicos ilegales (conocidos en México popularmente como "mordidas") para hacer, no hacer o dar algo a cambio que culmina en corrupción; pero lo que si me atrevo a afirmar es que cuando se vuelven conductas generalizadas y aceptadas por la población, ya sea de manera expresa (llevando a cabo tales actos) o tácita (permitiéndolos), se esta generando un grave problema social de apatía por el medio que nos rodea; pero, tal vez la pregunta obligada sería ¿todo lo anterior que tiene que ver con los derechos humanos? Sobre el cuestionamiento anterior es que me gustaría iniciar esta pequeña reseña sobre los derechos humanos.
Los derechos humanos, conceptualmente hablando, se podrían definir como: "todos aquellos derechos que las personas tienen por el simple hecho de ser personas"; aunque tal definición cumple con la regla de la brevedad, simplicidad y concreción que son fundamentales para la creación de una buena definición la realidad es que el significado que encierra esta pequeña frase generalmente pasa de largo para todas las personas y la mayoría se limita a repetirla como perolicos sin siquiera intentar razonarla. No culpo de mediocre a quien no lo haga, ni de iluminado a quien decida hacerlo, la realidad es que los derechos humanos son un concepto tan fundamental que muchas veces los pasamos de largo, sin embargo, la obviedad que esconde su naturaleza tal vez sea la que nos dé una imagen mental del por qué de su importancia.
En el largo devenir de la historia de la humanidad, al menos largo en nuestro términos, es un hecho que muchas personas antes que nosotros se han puesto a pensar qué significa "ser humano" y dentro de esa curiosidad intelectual característica de todos los seres humanos es que hemos descubierto que, jurídicamente, los derechos humanos se traducen en la capacidad de poder exigir en cualquier gobierno, país, régimen o estructura social, que nos dejen "ser humanos en plenitud".
Se podría decir que los derechos humanos son todas aquellas facultades que instintivamente sabemos que podemos exigir, independientemente de que sean o no reconocidas por un ordenamiento jurídico, es decir, son aquellos actos que naturalmente se desprenden de ese "ser humano" y que por lo tanto son necesarios para poder vivir y en cierta manera alcanzar ese ideal de "felicidad o plenitud". Es así, que de tal manera, podemos hablar que tenemos derecho a la vida, a la propiedad, a una identidad, a un nombre, a la seguridad, a la libertad, a la igualdad, a la libre profesión de nuestras creencias, etcétera. Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta que los simples derechos del individuo no son suficientes, bajo el entendido de que a final de cuentas somos seres gremiales y que dentro de nuestras necesidades básicas se encuentra el de poder socializar de manera pacífica con los demás, es así que paulatinamente se fueron creando lo que se les conoce como "generaciones de derechos humanos" y con esta idea es que se empiezan a reconocer derechos humanos políticos, económicos, ambientales y muchos más.
En pocas palabras la función de los derechos humanos es la de dignificar a las personas al instaurarse como eje rector de los valores de la persona. La dignificación de las personas se traduce o consiste en la capacidad conciente del individuo para reconocer su valía como persona, o en otras palabras darse cuenta que sus actos y pensamientos son los que le otorgan un valor intrínseco e independiente de las miles de variables externas que pueden afectar la vida de un ser humano, como lo son el medio en el que creció, las tradiciones que conoce, los estudios que ha cursado, las pertenencias que posea o las características físicas que lo definen; el ser y el estar aquí como humano es lo que realmente importa, porque cuando se aprende el valor propio es cuando se puede apreciar el valor de los demás, lo cual se traduce en la obligación de respetar.
Es por eso de vital importancia que todas las personas apoyemos la difusión de los derechos humanos como conducta de vida y que esto se traduzca en una incorporación sistemática de los mismos en nuestro actuar diario para poder enseñarlos y volverlos un valor; pero ¿cuándo nos daremos cuenta que es un valor? en el momento en que logremos distinguir que, en aquellas situaciones en las que podemos decidir libremente nuestra conducta y estemos entre la disyuntiva de respetarlos o no, utilicemos esa libertad para respetar los derechos humanos propios y ajenos y de esta manera lograremos que nuestras comunidades, grupos, asociaciones, gobiernos y estructuras sociales reflejen esa realidad que todos añoramos y deseamos.
Es un hecho que el cambio no será de la noche a la mañana y que ninguna reforma constitucional o política que se apruebe será la panacea de la sociedad y cambiará las cosas por el sólo hecho de lograrla, el trabajo conjunto de todos es el único instrumento seguro que garantiza un cambio efectivo y real, para de esta manera tanto las futuras generaciones que aún no nacen como las que ya somos y estamos en esta tierra logren disfrutar de esos sueños que durante milenios hemos construido toda la raza humana y que no dudo en que se pueda lograr.
Tengan un bonito fin de semana.
Melina.
Es por eso de vital importancia que todas las personas apoyemos la difusión de los derechos humanos como conducta de vida y que esto se traduzca en una incorporación sistemática de los mismos en nuestro actuar diario para poder enseñarlos y volverlos un valor; pero ¿cuándo nos daremos cuenta que es un valor? en el momento en que logremos distinguir que, en aquellas situaciones en las que podemos decidir libremente nuestra conducta y estemos entre la disyuntiva de respetarlos o no, utilicemos esa libertad para respetar los derechos humanos propios y ajenos y de esta manera lograremos que nuestras comunidades, grupos, asociaciones, gobiernos y estructuras sociales reflejen esa realidad que todos añoramos y deseamos.
Es un hecho que el cambio no será de la noche a la mañana y que ninguna reforma constitucional o política que se apruebe será la panacea de la sociedad y cambiará las cosas por el sólo hecho de lograrla, el trabajo conjunto de todos es el único instrumento seguro que garantiza un cambio efectivo y real, para de esta manera tanto las futuras generaciones que aún no nacen como las que ya somos y estamos en esta tierra logren disfrutar de esos sueños que durante milenios hemos construido toda la raza humana y que no dudo en que se pueda lograr.
Tengan un bonito fin de semana.
Melina.